miércoles

Servicio Mensajero

En la última mitad del siglo pasado, existió en Puchuncaví como en casi todos los pueblos con un mayor grado de importancia en la época, un sistema único de teléfono público con servicio de mensajero; En esos años, resultaba común y normal, llegar al almacén de Don Matías, hombre público de la vida puchuncavina, que más de alguna vez, subrogo al Juez de policía local; Poseedor de esta antigua tienda, lugar de venta de granos y pequeño triturador de especias, ubicado en la Arteria principal del pueblo, salida al norte para los que se dirigían a localidades como El Paso , El Rungue, Tacna o Maitencillo, todas ellas dependiente de la Municipalidad de Puchuncaví. Eso si que pasaron mas de 80 años antes de que llegara el descubrimiento de Graham Bell, a este lado del mundo, servicio moderno y de importancia, aumentado por las razones del tiempo y mayor aun, donde un pueblo completo tenia que llegar a esta parte del centro, para comunicarse con sus parientes y con esto, resolver sus obligaciones, tramites, compras, en fin, un sin numero de hechos que por razones obvias, los que prestaban el auxilio, se hacían parte de cada uno de los particulares problemas que los clientes traían. De más esta decir que ser el poseedor de tan importante sistema de comunicación, resulto para su familia, por buena parte de su vida, el sustento económico más substancial, además, el negocio abastecía el consumo local de ciertos tipos de abarrotes como harina tostada de su molino, para los lugareños. Cada experiencia de este ejercicio público, que presto auxilio hasta los últimos años de la dictadura, que comenzara en 1973, y que por cierto no ajenos a los cambios que ya en esos días sufrían, las comunicaciones, bastante mas moderna, y que hasta entonces ocupaban cables, substituidos por un sistema de comunicación expedita con la central telefónica, ubicada, supongo en Viña del Mar, con transmisión de ondas, particularmente pública, en ocasiones en exceso, ya que cada persona que esperaba, prescindía de la caseta telefónica que existía, pudiendo ser escuchada o escuchado claramente, no toda la comunicación, pero por lo menos su emisión, sin embargo, sumado a esto a que la señal de la compañía de teléfono que autorizo, fue una señal de radio de frecuencia modulada, tan cerca del dial, de las radioemisoras públicas, que fácilmente se pudo escuchar en los equipos receptores y televisores domésticos del sector, casi todas las conversaciones que se generaban en este negocio de las comunicaciónes. Ahora ya se podía escuchar de manera expedita y mejor aun en las horas de colación que en momentos tenia mayor audiencia, lo cual resultaba casi pintoresco, escuchar como programa radial, pequeñas escenas dramatizadas, a veces personajes reales y otras imaginarios, fue fácil distinguir por esos días, a más de algún partidario municipal pro-Pinochet, al saber que la derrota era inminente, preconizar una tras otra extrema situación de caos que vendría a partir de ahí, contexto no menor y pintoresco que se sumaban a otros sucesos de tipo sentimental, extramarital que afectaba a distinguidos personaje del pueblo. En suma, el teléfono de Don Matías, fue un lugar habitual para todos los puchuncavinos que tuvieron intereses fuera de su terruño, no era difícil llegar en los días donde había mucha clientela por no dar abasto, el servicio que había en Maitencillo, para las lindas veraneantes que tarde o temprano llegaban a ver si se podían saltar la larga fila de espera, por lo general en época estival. Los últimos años del teléfono público Don Matías, siguió haciendo el servicio de mensajería en una antigua bicicleta que ocupo, hasta solo unos años, antes que falleciera y con él, su servicio de teléfono mensajero.

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